Una mirada a la Educación Superior 2002-2018 - De la “revolución educativa” a “Ser pilo paga”
Han pasado ya cinco gobiernos con sus respectivos planes de desarrollo desde la promulgación de la Ley 30 de 1992. En todos ellos se ha señalado la importancia de la educación superior como estrategia central de desarrollo en el contexto de la globalización de los mercados, de la conversión del conocimiento en fuerza productiva, generadora de riqueza y ante el surgimiento de nuevas demandas sociales a las universidades. Parte del diagnóstico señalado en todos los planes de desarrollo hace referencia a las deficiencias del sistema en materia de calidad, pertinencia y eficiencia del servicio público de la educación a su vez que señalan como problema central la limitación de los recursos públicos para el financiamiento adecuado de la educación oficial. La argumentación de los expertos se ha centrado en señalar, por una parte la urgencia de disponer de una política de Estado que marque direccionalidad al sistema; en la no coordinación de los organismos encargados de la inspección, control y vigilancia; en la falta de una voluntad política de financiamiento por parte de los gobiernos tanto de la educación superior como en materia de inversión en ciencia y tecnología; y por otra, la inercia de las instituciones para generar cambios y asumir nuevos liderazgos que impliquen que sea menos auto-referenciales, menos ceñidas al modelo tradicional de las universidades y más abiertas hacia el sector externo con ánimo de innovación y pertinencia crecientes en un mundo global en el que la competitividad obliga a la creación de alianzas entre universidad-estado y sector productivo, como nunca antes fue requerida.
Los gobiernos han hecho un esfuerzo importante en la solución de los problemas, como puede observarse, ya crónicos de la educación superior: calidad, pertinencia, eficiencia, desfinanciamiento, exclusión e inequidad en el acceso. El acuerdo en el diagnóstico no ha significado continuidad de las medidas adoptadas; de la “revolución educativa”(2002) al ideal de “Colombia, la más educada”(2018) del último gobierno, y del esfuerzo por el incremento de cobertura, hasta ser pilo paga; las intervenciones de los gobiernos obedecen más a urgencias de coyuntura que a una visión de largo aliento. Un gran esfuerzo de generar un cambio cultural que permitiera pasar del culto a la autonomía de las universidades sin rendimiento de cuentas, al ejercicio de la autonomía responsable bajo el principio de la auto-regulación deja, según la información disponible, pocos frutos; hasta el punto que el tratamiento último dado por el gobierno al Consejo Nacional de Acreditación, órgano encargado de la coordinación y gestión de los procesos de acreditación de alta calidad, muestra de modo claro el valor y estima que el Ministerio otorga su tarea. El énfasis de la intervención del Estado en el último gobierno ha estado centrado en el incremento del control sobre los recursos de las instituciones privadas; y aunque ello es fundamental, dado los límites de la Ley 30 de 1992 en esta materia, se tiende a generalizar pensando que mayor control y vigilancia es buena y mejor política para mejorar calidad del servicio; lo cual no es así, aunque lo incluya; como tampoco lo es que igualar o mejorar condiciones de ingreso (acceso) de por sí produzca equidad. Como puede apreciarse, la problemática de la educación superior es cada vez más compleja y las cifras lo testimonian. Parece entonces necesario, al comienzo de un nuevo gobierno, darle una primera vista a las dinámicas de transformación del sector para identificar, luces y sombras que ayuden a los responsables de las políticas públicas a tomar las mejores decisiones posibles.
En diferentes entregas iremos mirando los aspectos más sobresalientes de la educación superior en su conjunto. En lo que sigue haremos referencia a la evolución de la matrícula, dada la importancia que ha tenido en los últimos gobiernos el aumento de cobertura y el esfuerzo por llevar educación superior a las regiones más apartadas, a través de los Centros de Educación Superior (CERES), de los programas académicos de extensión adelantados por diversas instituciones, la acción del SENA y los programas de educación para el trabajo y el desarrollo humano. Las cifras indican -entre otras cosas- que la demanda comienza a descender, que la modalidad técnica y tecnológica necesita ser replanteada con base en una mejor conceptualización de la misma, que los programas del Sena tienen un impacto creciente e importante en el tamaño de la matrícula y que el factor económico sigue siendo determinante en la posibilidad de acceder a la modalidad universitaria de educación superior.
1. Evolución anual de la matrícula de pregrado 2000-2016
La evolución anual de la matrícula de pregrado en Colombia ha mantenido una tendencia creciente en el período de 2000 a 2016, llegándose a duplicar el número de matriculados en programas de pregrado en las instituciones de educación superior. El crecimiento promedio anual de la matrícula no ha presentado cambios, más bien, se ha mantenido alrededor del 6%. Si se observa el crecimiento promedio anual del período 2002 a 2010 el crecimiento de la matrícula fue de 6,19%, mientras, que en el período del 2010 al 2016, este valor fue de 5,85%.
2. Evolución de la tasa de cobertura bruta 2010-2016
Durante el periodo 2010 a 2016, la tasa de cobertura bruta muestra un crecimiento de 14,47% que significó un incremento de 646,525 estudiantes matriculados en pregrado. Debido a este incremento en el tamaño de matrícula, la tasa de cobertura en el 2016 es de 51.52%. Al analizar el incremento de la matricula por instituciones, se encuentra que el SENA es la que más estudiantes ha aportado al sistema con 134,004 estudiantes, en el mismo periodo. En términos porcentuales implica que ha aportado 3,09% del incremento de la tasa de cobertura durante el periodo del 2010 hasta el 2016. Por otra parte, es importante mencionar que la tasa de crecimiento promedio de la población ha sido de 0,2% y muestra una tendencia a decrecer en los próximos años. Lo anterior, puede inducir a pensar que la reducción en la población explica la desaceleración observada en los últimos años en el crecimiento del tamaño de matrícula de pregrado.
Si se compara esta situación con las cifras presentadas a 2014 por CINDA se evidencia que Colombia se encuentra superada por cinco países latinoamericanos que son Chile, Argentina, Uruguay, Venezuela y Costa Rica. Estos países ya tenían para ese año una tasa de cobertura superior al 50%, y solamente Argentina y Chile superaban el 80%. Lo anterior muestra que Colombia ha logrado un avance positivo a nivel de cobertura, sin embargo, es necesario que se continúen realizando esfuerzos que permitan a otras instituciones diferentes al SENA tener la herramientas necesarias para atender las necesidades educativas presentes de dos millones de jóvenes que no logran acceder a la Educación Superior.
3. Tamaño de matrícula por nivel de formación
Al observar el tamaño de matrícula por nivel de formación, se evidencia que en Colombia la opción por título universitario sigue siendo la opción más importante para los estudiantes mostrando un crecimiento promedio anual del 6,35%. Para el 2016 el tamaño de matrícula en el nivel de formación universitaria representa el 67,7%. La educación técnica y la educación tecnológica que representa el 32,3% del total, continúa siendo poco valorada en el contexto social a pesar de la ley 749 que buscó incentivar la formación técnica y tecnológica en el país. Finalmente, debe observarse que la técnica presenta un decrecimiento en los dos últimos años, esta tendencia contrasta con la tecnológica que muestra un crecimiento promedio del 6,01%.
4.Tamaño de matrícula según género 2010 - 2016
En el período 2010-2016, las mujeres representan más de la mitad del tamaño de matrícula. Esta es una tendencia que se ha mantenido desde el 2010 hasta el 2016. Para el 2016 el número de mujeres matriculadas en educación superior tiene una participación del 53%, mientras que el de hombres es del 47%.
5.Evolución de la matricula total según instituciones universitarias y no universitarias 2000 – 2016
La matrícula en instituciones universitarias y no universitarias muestra un crecimiento desde el 2000 hasta el 2016. Durante este período, el número de estudiantes matriculados en instituciones universitarias se duplicó, pasando de 772.276 a 1.673.437, manteniendo un crecimiento promedio anual de 4,95%. En cuanto a las instituciones no universitarias, el número de estudiantes llegó a crecer 4,6 veces, pasando de 153.908 a 720.997 con un crecimiento promedio anual de 10,13%.
6. Evolución de la matrícula total según áreas de conocimiento 2000-2016
En relación con la dinámica de las diferentes áreas de conocimiento, se puede evidenciar que las proporciones de las diferentes áreas de conocimiento mantuvieron su porcentaje de matrícula con pocas variaciones durante el período 2010-2016. El área de conocimiento que tuvo mayor cambio en participación fue Ciencias Sociales y Humanas, que pasó de 14,8% en el 2010, a 17% en el 2016. De igual manera, hay un leve incremento en el área de Economía, Administración y Contaduría Pública equivalente al 1%. Por el contrario, se ve una disminución en las Ingenieras, Arquitectura, Urbanismo y afines de un 3%. Para las demás áreas el cambio fue negativo pero muy pequeño pues la variación oscila entre un 1-2%.
7. Evolución de la matrícula total según instituciones públicas y privadas 2000-2016
Un análisis de la matrícula por sector, la matrícula del sector público representa la mayor proporción de la matrícula total durante todos los años de 2010 hasta 2016. Sin embargo, el crecimiento promedio de la matrícula del sector privado ha sido mayor que la del sector público, con un crecimiento anual promedio de 2010 a 2016 de 8.22% comparado con 4.31% en el sector público. Esto ha llevado a que el porcentaje de matrícula del sector público como proporción de la matrícula total pase de 55.39% en 2010 a 49.89% en 2016, y a que el sector privado pase de 44.61% en 2010 a 50.11% en 2016. El año de mayor crecimiento de ambos sectores fue el 2011, con 15.69% de crecimiento de la matrícula del sector privado y 9.18% de crecimiento de la matrícula del sector público. Adicionalmente, importante notar que a partir del año 2016 tamaño de matrícula en las instituciones privadas superó al de las públicas.
8. Participación en la matrícula de estudiantes nuevos según ingresos de la familia. Primeros y segundos semestres 2010-2015
El porcentaje de matriculados de familias de bajos ingresos ha venido aumentando rápidamente desde el año 2010, en particular el número de los matriculados de ingresos entre 1 y 3 salarios mínimos. Por otro lado, el porcentaje de los matriculados de familias de altos ingresos ha venido disminuyendo para las familias de ingresos más altos (mayor a 13 salarios mínimos), y ha aumentado para el resto de familias de ingresos altos (entre 9 y 13 salarios mínimos). Esto quiere decir que el acceso a la población de bajos ingresos entre 2010 y 2014 ha mejorado. Sin embargo, las familias con ingresos inferiores a un salario mínimo cada vez representan menos porcentaje de la matrícula, y entre 2010-1 y 2015-1 pasaron de representar 8.4% a 4.1% de la matrícula. En este contexto es evidente el valor del programa “Ser pilo paga” para incrementar el acceso de los sectores de menores ingresos a la educación superior y aunque necesita reinventarse es necesario que se mantenga con los cambios necesarios excluyendo que esta sea la vía alternativa de no incremento de los recursos para el financiamiento de la universidad pública.